Entre Castillos y Azarbes

Datos técnicos

Dificultad  Fácil
Duración 3 horas/cada ruta
Distancia 20 km aproximados/cada ruta
Desnivel acumulado 50 m
Firme Asfalto y tierra
Punto de encuentro En  su alojamiento.

Precios

PERSONAS PRECIO
1 -4 30€
5-9 25€
10-15 20€

El precio es por persona

Para más personas u otras opciones, no dude en  consultar.

Incluye

  • Acogida, bienvenida y recepción en Hotel/alojamiento.
  • Alquiler de bicicleta (casco y candado)
  • Alquiler de dispositivo personalizado GPS
  • Asistencia en ruta
  • Seguro de accidentes,  y seguro de Responsabilidad Civil
  • Tapas típicas de Murcia con 1 bebida.
  • Documentación-dossier informativo

Opciones

Servicio de guía 60€/ruta
Vehículo de apoyo con mecánico 80€/ruta
e-bike 10€/ruta

OTRAS OPCIONES.  CONSULTAR PRECIO POR EMAIL.

  • Transfer aeropuerto/bus/tren
  • Alojamientos
  • Visitas guiadas por la Región
  • Alquiler de vehículos

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Descripción

Las fortalezas del Rey Lobo defendieron la Vega murciana

Aprovechando la convulsión de unos tiempos en los que el Estado almorávide se desintegraba y los almohades iniciaban sus campañas de expansión por territorio peninsular, el mítico y controvertido Ibn Mardanish, conocido por los cronistas castellanos como ‘Rey Lobo’, se alzó con el poder y se convirtió en soberano independiente de Murcia y de todo el Levante musulmán-español.

Ibn Mardanish gobernó este pequeño Estado independiente desde 1147 hasta 1172, ofreciendo feroz resistencia a los almohades, quienes no lograrían hacerse con Murcia hasta después de su muerte. Para proteger la Vega murciana y los caminos que unían Murcia con Orihuela, Ibn Mardanish levantó una línea estratégica defensiva y militar formada por el Castillo de Monteagudo, el Castillejo y el Castillo de Larache.  En las inmediaciones de dichos baluartes construyó albercas para el regadío. Actualmente se pueden contemplar en Monteagudo estos restos arqueológicos, que son de los más relevantes del Islam medieval de Murcia.

  El Castillo de Monteagudo

Según el profesor Torres Fontes, las primeras referencias que tenemos de fortificaciones en el Cerro de Monteagudo datan del 1078 / 1079, cuando el recién destronado reyezuelo de Murcia, Abu Abderraman Ibn Tahir, fue encarcelado en una plaza fuerte de la zona. Fue mandado construir por Ibn Mardanish en el siglo XII, en lo alto de un abrupto macizo calcáreo, aprovechando su carácter militar y estratégico. A partir de ese momento se convierte en un castillo urbano, auténtico fortín y atalaya defensiva de los emires murcianos que residían en la ciudad, formando parte de la Almunia Real, también construida por el ‘Rey Lobo’.

En época de inestabilidad, la guarnición permanente del Castillo estaba en disposición de alertar a los defensores de Murcia de la llegada del enemigo, por medio de ahumadas durante el día o de almenaras por la noche. El Castillo se halla dividido en dos espacios: Uno, que rodea la parte inferior del pico y que cuenta con doce torres cuadradas o rectangulares; Otro constituye el Castillo, sin torre del homenaje ni patio de armas, del que se conservan cinco torres en uno de sus lados. Fue declarado Monumento Nacional en 1931.

  El Castillo de Larache

Se encuentra sobre una aislada colina de 300 metros al Noroeste de Monteagudo, en dirección al Cabezo de Torres. Se conservan restos de la muralla y de los dos cuadrados concéntricos. Según los investigadores, el Castillo de Larache (Hins al Faray) responde a un tipo de edificios, llamado palacio fortificado, que domina una explotación agropecuaria y también se destina al recreo de los emires murcianos.

Frente a los historiadores que han establecido paralelismo cronológico entre esta fortificación y las de Monteagudo, Cabezo de Torres  y Cabezo de Abajo, se alzan aquellos que vierten la teoría de que Larache es una fortificación más tardía que las anteriores, quizás de principios del siglo XIII, destinada a palacio fortificado por los gobernadores almohades, tras el abandono del Castillejo. No obstante parece clara su continuidad como residencia durante la Baja Edad Media, afirmando Díaz Cassou su utilización como mansión señorial hasta finales del siglo XIX. En la fortificación destaca la ausencia total de torres, que contrasta con las fortificaciones islámicas de su entorno. Está declarado Bien de Interés Cultural.

 

Fotos y víeos

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